SE REQUIEREN NUEVOS MAESTROS EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA
Por Carlos Méndez Z
La crisis educativa en Latinoamérica parece no tener mejoría pese a los esfuerzos que realizan algunos gobiernos tratando de alcanzar las metas planteadas por la Organización de las Naciones Unidas en la Agenda 2030, un programa de desarrollo en el que la educación ocupa un lugar primordial.
Entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados en la Cumbre de septiembre 2015, con el fin de erradicar la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático; los países miembros de la ONU se comprometieron a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, promoviendo oportunidades de aprendizaje; sin embargo, según los informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, casi 80 millones de estudiantes escolarizados no están aprendiendo, lo cual indica que, aun cuando se han realizado avances e importantes inversiones en infraestructura, mobiliario, equipamiento y textos, la meta de ofrecer Educación de Calidad se mantiene muy lejos de conseguir.
Bien cierto es que sin nuevas y mejores edificaciones, enseres, libros y tecnología sería imposible hablar de “calidad”, pero el ODS4 implica mucho más que eso; para alcanzar la excelencia y superioridad que la ONU plantea se hace estrictamente necesario una mayor asignación presupuestaria destinada a la capacitación integral de los docentes, asumiéndoles como actores principales en el proceso de transformación social, y que a esto se sume la inversión de la empresa privada.
Es sencillamente imposible elevar la calidad de la enseñanza mientras persistan bajos perfiles académicos en los maestros, y su formación se mantenga ajustada a antiguos y arcaicos métodos y técnicas pedagógicas. Como cita la periodista Eliana Márquez en su artículo “La crisis que sufre la educación latinoamericana” (La Opinión Digital), se requiere con urgencia que sea insertado en el Sistema un programa de “formación de formadores”.
Los gerentes y administradores del Sistema Educativo Latinoamericano deben dar una esmerada atención a la necesidad de reeducar, capacitar y empoderar a los profesores para convertirles en líderes influyentes, útiles, aptos y capaces de modelar individuos que den como resultado el necesario cambio en la estructura social a fin de minimizar los estragos de la pobreza y la desigualdad.
La formación docente es un reto que, juntos, Gobierno, empresa privada y la sociedad en general deben asumir entendiendo que el maestro requiere ser reinventado conforme a los avances tecnológicos, descubrimientos científicos y desafíos del mundo moderno. Es tiempo de crear un nuevo paradigma educativo, un modelo de pensamiento y acción que sea comprendido y acatado en todos los espacios de la enseñanza, involucrando de manera categórica a las Universidades encargadas de formar nuevos educadores. La calidad debe comenzar en el espíritu del docente desde su etapa escolar, incluso, todo estudiante, sin importar la profesión que elija, debería ser formado desde los niveles básicos con la visión de educar con eficacia, entendiendo la educación en sí, como el arte y la ciencia de formar individuos para la vida.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU definitivamente podrían generar una nueva visión mundial, un nuevo orden, pero estas ambiciosas metas sólo se podrán alcanzar cuando la educación de los educadores se eleve al nivel de la excelencia y se profundice en las exigencias profesionales necesarias para la calidad. Es inconcebible que las universidades sigan graduando estudiantes, mucho más en el campo de la docencia, incapaces de analizar e interpretar un texto, organizar y debatir ideas, redactar, e incluso sin el dominio básico de las operaciones matemáticas y reglas ortográficas, de seguir cometiendo el mismo error, como dice Rafael De Hoyos, Economista Principal del Departamento de Educación para América Latina del Banco Mundial, hablando de la problemática educativa en México: “No se necesita una bola de cristal para predecir el futuro de la educación”.
Si realmente se busca cumplir con el objetivo de brindar Educación de Calidad, el cambio debe comenzar en la estructura paradigmática, en el nivel del conocimiento y la manera como conciben la enseñanza los educadores; es imperativo que la formación docente sea infinita, apegada a los descubrimientos y aportes de la ciencia, así como lo escribe Higor Rodríguez Vite, catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en su ensayo “Importancia de la Formación de los Docentes en las Instituciones Educativas”: “Para que la educación sea de calidad, es necesario la transformación del sistema educativo, por lo cual se hace necesaria una reconfiguración del rol del docente; donde la formación de los maestros sea durante toda su vida laboral”.
Necesitamos dignificar la imagen del educador, ya que, como opinaba Audrey Azolay con motivo de celebrarse el Día Mundial del Docente en el 2018, “la enseñanza no es considerada una profesión valorada”, aun cuando en todos los escenarios se reconoce que los docentes son esenciales para construir sanas y florecientes sociedades. Es necesario que el Sistema Educativo y la Empresa Privada den la importancia que merecen los profesores, y dediquen considerables sumas de dinero en su reinvención para que esto les lleve a mejorar profesional y personalmente. Xuxo Ruiz Domínguez, autor de “Educando con Magia” nominado al Global Teacher Prize dice: “Un buen maestro siempre debe reinventarse”, pero hoy, apegados al gran objetivo de la ONU, es necesario que todos sumemos nuestros esfuerzos para hacer que surja ese nuevo y necesario docente renovado, empoderado y protagónico. La reinvención del maestro debe dejar de ser una responsabilidad individual y personal para convertirse en una tarea colectiva donde cada agente de la sociedad contribuya.
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Extraordinaria labor de este gran diplomado gracias por la oportunidad y por su valioso trabajo con miles de estudiantes que aman el estudio