UN ANHELADO DESEO
Por Francia Otaño, Estudiante de Diplomado Practitioner de Neuroeducación – República Dominicana
Recuerdo el año 2017 cuando mi hija de, en ese entonces, diez años, me pedía insistentemente que le inscribiese en “Online Schooll”, una escuela de modalidad virtual. Para mí solo era un capricho similar a los muchos momentos que pedía un helado o un nuevo juguete. Jamás imaginé que tiempo después iba a rememorar aquellos días considerando que con su deseo sencillamente se adelantaba a una necesidad mundial.
Al comenzar la temporada escolar 2019, como cualquier otro año, llenas de ilusión compramos los útiles para una nueva jornada de aprendizaje y diversión escolar. Iniciaron las clases y fueron pasando los días dentro de la acostumbrada rutina; llegaron nuevas vacaciones por la celebración de la navidad, y todo parecía indicar que, al pasar las fiestas, como de costumbre, seguiría la normalidad a la que de alguna manera vivíamos acostumbradas. Pero solo fueron necesarias unas semanas para que comenzará el gran cambio. Sorpresivamente nuestras vidas fueron sacudidas en casi todos los aspectos. Lo nunca antes vivido llegó de golpe, y sin dar tiempo a nada, transformó todo obligándonos a vivir de un modo totalmente diferente.
Han transcurrido seis meses de pandemia, tiempo suficiente para que mi concepción de la educación fuese derrumbada, rediseñando la estructura neuronal de mi cerebro. De manera brusca y acelerada nos vimos obligados a convertir nuestras casas en aulas virtuales, ahora nuestros hijos tendrían que estudiar en “Online Schooll”. Fue entonces cuando descubrí que la realidad de mi país no concordaba con la idea de una educación virtual de calidad que guiase a la excelencia.
Analizando el caos que generó la nueva demanda, comprendí que para aprovechar estos cambios se requería de un Sistema donde los profesores tuviesen conocimientos sobre neuroeducación, y así pudiesen educar desde el placer, procurando minimizar las situaciones de dolor; un Sistema con educadores que amasen a los estudiantes y disfrutasen plenamente su trabajo. Y a todo esto se sumase la presencia de aulas virtuales donde además de impartir conocimientos básicos como matemáticas e historia, los estudiantes contasen con programas que estimulen el desarrollo de su inteligencia por medio de juegos de concentración, dinámicas, debates, negocios, finanzas, emprendimiento, éxito, desarrollo sostenible, liderazgo y una gran dosis de manejo emocional.
Ha surgido un nuevo interés en mí, un deseo que demanda de la excelencia que solo encuentro en algunas instituciones privadas que ofertan programas para educar a nuestros hijos, talleres para el desarrollo partiendo de las aptitudes del estudiante, y clases ajustadas a las nuevas tecnologías, donde se toma en serio la neurociencia, una gran oportunidad para romper el claustro y dar paso a la evolución educativa, pero nuestros gobiernos aún están lejos de abrir sus puertas al desarrollo, lamentablemente las oficinas de los Ministerios de Educación se mantienen celosas de la innovación, por ello, niegan la validación a todas estas novedosas metodologías y ofertas.
Me recuesto en un sillón, trato de ver en dirección al futuro y en este vaivén de mi mente, mis pensamientos se dividen entre si continúo formando parte de un Sistema conformado por centros educativos que no han tenido consideración con las familias, siendo un tiempo especial, un Sistema que limita el aprendizaje, donde un niño inquieto es castigado en lugar de aprovechar su curiosidad, o me aventuro apoyando a quienes procuran hacer las cosas diferente aunque no tengan el respaldo de las autoridades pertinentes.
Hoy, tengo un deseo que tal vez parezca un capricho similar a los muchos momentos en que quiero un nuevo par de zapatos, quiero que mis hijos reciban calidad educativa.
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II Diplomado Practitioner de Neuroeducación del Instituto Centro Internacional de Capacitación Profesional y el Instituto Universitario de la Frontera, IUFRONT
Neuroeducación – Tutor: Msc. Carlos Méndez Z
Una gran realidad, y muchos padres y profesionales que trabajamos en este sistema educativo anhelamos ese gran cambio en la educación de nuestros niños, donde seamos capaces de entender, apoyar y desarrollar las aptitudes de nuestros estudiantes desde una perspectiva neurológica y basada en la educación emocional. Siempre he dicho que un estudiante emocionalmente saludable dará esos resultados cualitativos tan esperados con los que todo padre y maestro sueña. Pero falta mucho camino por recorrer para que nuestros niños sean educados desde el cerebro límbico.
Muy buen artículo, la educación en nuestro pais debe avanzar y guiar a nuestros hijos a nuevos retos.
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La Educación debe brindar las técnicas necesarias para que los niños se desarrollen en todos sus ámbitos y esto solo lo podemos lograr conociendo la Neurociencia, conociendo como funciona nuestro cerebro, para así entendernos como adultos, como jóvenes y como niños para explotando así las habilidades de cada etapa con resiliencia y convicción de que podemos hacerlo a través de las adversidades con inteligencia , amor y desición.